Esta extraña sensación

de estar jugando tiempos extras…

de no decir nada por evitar discusiones.

de volver a vivir con miedo.

de tratar de evitar la inestabilidad mental, aunque esta situación nos tenga peor.

¿Sabes tú cuándo termina?

y si termina, ¿de verdad nos hará respirar tranquilos?

y prefiero prolongarlo, y esperar un milagro de último minuto

aunque nunca llegue

aunque nunca exista

pero que al menos me tranquilice…

No sé por qué te olvido tanto…

Y es porque ya no tengo quejas.

Te dije que sólo te utilizaría para quejas, pero entendí que me desgastaba.

y escupirlo aquí me relajaba, pero también tenía buenas ideas. Ya no las tengo.

No sé cómo se llama esta etapa de la vida, pero creo que es estabilidad.

Trataré de pasar más seguido, cuando tenga una idea que sienta que valga la pena inmortalizar, o cuando se me ocurra un verso mamón apantallador. O cuando quiera volver a llamar la atención de gente que nunca me la prestó.

Quizá ya no haga falta, o quizá tenga que aplicarme porque lo que dejé antes aquí me sigue gustando, pero tampoco me he atrevido a darlo a conocer.

A pesar de ser público. A pesar de que lo leyó quien debería y quien no.

Y hasta me siento culpable de no tener dramas que contar, porque ya descubrí que tengo una «toxicidad positiva»…

¡Qué mamadas!

ya es hora de dormir.

Pero yo te lo dije antes…

Soy un ejemplo del desastre…

Dice la canción de Los Caligaris.

Primer post de 2020 y adivinen qué?..

Sí, es de desamor.

Pero ya pasará… Yo sabía que llegaría este día, sólo que sinceramente no lo esperaba tan pronto.

Ya lo entregué, ya lo viví, ya lo sufrí, ya lo disfruté.

A lo que sigue. A dar gracias, a desear buena suerte y a continuar con la vida.

A llorar un poco, a autodestruirse unos pocos días.

A borrar fotos, mensajes, conversaciones y ocultar todo vestigio que traiga recuerdos.

A olvidar aunque no quiera…

 

 

Los volví a ver

##CrónicasdeCaseta

#CrónicasMariguas

Tal como lo vaticiné en mi post anterior…

Hoy vi a Porter de nuevo.

Sabía que si iban a tocar en Torreón, tenían que pasar a huevo por mi trabajo.

Desde la mañana se dieron cosas raras que coadyuvaron que se diera el encuentro.

El día de ayer, me tocaba de relevo. Pero por alguna razón, la encargada de turno me puso en carril.

Al no haber tenido mi turno ayer, se pasó para el día de hoy.

Cuando eres relevo se te asignan los carriles 1 y 4. Los de las orillas. Esos funcionan con IAVE un sistema de prepago que te abre automáticamente la barrera y sn carriles exclusivos. La mayoría de los traileros usan este sistema.

En esta ocasión el carril 3 estaba recibiendo mantenimiento y por ende estuvo cerrado. Al que le tocaba ese carril le asignaron el 4. Entonces fue un intercambio.

Al ser relevo tienes que cumplir funciones tanto arriba en oficina, como abajo en cabinas.

A veces siento que le doy demasiada importancia a mi mala suerte, entonces le dije a Baby. Necesito que me hagas un favor…

Yo aduciendo a que probablemente me tuvieran ocupado y no los alcanzara a vera. Saqué mi celular. Le mostré las fotos a baby y dije:

«Grábate bien esas caras, porque si pasan y no estoy, les tomas una foto. Van a pasar en una vagoneta blanca como la de nuestro transporte»…

Y juro que por primera vez vi a baby poner atención en los carriles. Siempre está ocupada hablando por teléfono, pero esta vez decidió hacer algo por su amigo.

Si eso no es amor, entonces no sé qué chingados sea.

Todo lo que se me asignó lo hice en chinga. Ya imaginaba que pasarían más o menos al mediodía, para llegar con tiempo a Torreón y acudir al Meet&Greet.

La convivencia, tanto en Saltillo, como en Monterrey, fue a las 17:30.

Ya casi a las 12:00 juro que me había rendido, porque me enteré que en Torreón no hicieron M&G y por lo tanto probablemente llegarían más tarde.

Le mandé un mensaje a Jassiel (Dora festivalera) y él me confirmó que no habría convivencia.

No pasaron ni dos minutos y apenas estaba recibiendo la contestación de Jassiel cuando vi una vagoneta blanca. Baby reconoció a Víctor, viajaba de copiloto.

Entonces me acerqué al carril, me puse junto al chófer y le dije a Víctor. «Les voy a tener que cobrar doble porque no tocaron «Cuando Lloro» y se emocionaron bien chido. David me reconoció en corto y me dijo «De Saltillo, verdad?» Y yo juro que estaba todo emocionado. Les pedí una foto y accedieron de inmediato. Me abrieron la puerta de la van y hicieron cada uno una pose para el recuerdo. Me chocaron la mano los 4 y me dieron las gracias. Baby sugirió que les pagara la caseta y dije «sí déjalo pasar yo la pago».

Súper agradecidos se fueron bien contentos. Al menos rompí un poco la monotonía de su viaje, y sé que es un detalle que van a recordar alguna ocasión.

Juro que estaba temblando de emoción. Baby sólo se burlaba de mí. Y en cuanto me calmé le compartí la foto a Jassiel. Después a mis redes. Y el resto ya lo saben. Hoy voy a postear esto con las dos etiquetas y va de recuerdo para mi blog.

Te volveré a encontrar…

Tengo una nostalgia encabronada.

Ayer se cumplió mi sueño de saludar y conocer a David Velasco, y le di un abrazote que no rechazó pero como que se sacó de onda jajaja. David es el vocalista de Porter. Y nunca imaginé que fuera tan alto. Es unos centímetros más alto que yo.

Anoche David se rifó en el escenario y me encanta que no se le ha subido la fama, es súper sencillo y agradecido.

Hubo un momento en que mientras cantaba «Huitzil», volteó a verme y me hizo una seña, como alentándome a cantar a todo pulmón. Lo que me sorprendió fue la frase que escogió cuando me miró pues la frase reza «O tal vez no aprendiste y ahora dar te cuesta más»…

Veeeerga, en el momento estaba emocionado cantando, pero sí me puse después a pensar. Quizá fue una coincidencia, pero yo sé que las coincidencias no existen.

David me regaló uno de los mejores recuerdos que puedo tener en la vida y estoy seguro que estoy pasando por la mejor etapa de vida. Agradezco por lo que quedó atrás, y por lo nuevo que vendrá.

Y también doy gracias por.los que se están sumando a esta nueva etapa. Yo sé que no es fácil lidiar conmigo.

Hoy es uno de esos días en que me siento tan relajado, que no sé ni siquiera qué decir. Todos saben que este es mi espacio de quejas y la realidad es que no tengo ninguna.

Ayer saqué toda la tensión bailando y gritando.

Y lo bueno de esto, es que en ls próximos días se viene lo mejor…

¿Tal vez el amor?

No lo sé, sólo sé que esa sonrisa no la muestro muy seguido…

Cuando apliqué la de «Mi Pobre Angelito»

Sirvase usted lector a saber, que escribo bajo los efectos del cannabis, y como mi mente divaga más de lo normal, recordé la ocasión en que mentí para según yo quedar bien, pero quedé peor…

Antes de seguir con esta entrada tengo que revelar que tenía mucho tiempo guardada en el borrador, pues fue como dice al inicio uno de mis primero intentos por escribir bajo la influencia del cannabis. Pero esos ejercicios ya tienen nombre y los encuentran bajo el #CrónicasMariguas en facebook, aunque desconozco si están de forma abierta o sólo mis contactos pueden leerlas. Agradecería si alguien que me lee por acá y es externo a mis contactos de facebook me notifica si se pueden leer.

Pues bien, anoche platicaba con un excelente amigo (del que ya he hablado antes por aquí pero sin dar su nombre) sobre los table dance…

Esos lugares de esparcimiento para hombres y alguna que otra valiente mujer.

Me empezó a comentar algunas de sus anécdotas yo sólo lo leí (platicábamos por whatsapp) pero no le conté nada. Si bien alguna vez tuve sexo con una damisela de un lugar de estos mencionados. Confieso que nunca he pagado por sexo, esa vez me la invitaron.

La anécdota ocurrió allá como por 2007 o 2008. La verdad es que no recuerdo con exactitud. En esa ocasión fui como colado para acompañar dos amigos a un partido de futbol. Uno aficionado de Tigres, el otro de Cruz Azul, vieron a sus equipos enfrentarse en el estadio Universitario. Yo ya había vivido esa experiencia, pero nunca de manera neutral y tampoco dentro de la porra local.

El partido sin contratiempos y afortunadamente terminó en empate.

Olvidé comentar que antes del partido, dimos nuestro respectivo tour por el centro y como en esa ocasión acababa de adquirir una consola nueva (Xbox 360) antes del partido decidimos ir a surtirnos de juegos.

Los títulos se los debo porque de verdad no recuerdo, pero fueron alrededor de tres juegos y creo que algunos DVD musicales. La inversión fue importante.

Terminando el partido nos dirijimos a la Central de Autobuses, pero por la hora ya no alcanzamos camión de vuelta. Optamos por buscar algo de cenar y como ya conocía algunos lugares, les hice la invitación para ir a uno de esos centros nocturnos. Excelente decisión para matar el tiempo.

(Aquí hago otra pausa porque estoy esperando que me pasen el nombre del Tugurio. De verdad no lo recuerdo)

Nos gustaba ir porque el ambiente era bueno, no era tan caro y la cerveza estaba barata. Te podías sentar junto a la plataforma donde estaban los tubos, y si tenías valor o suficiente desfachatez, te parabas y le acariciabas las nalgas a las teiboleras. No todas se dejaban, pero era genial ver a la raza parándose hasta de puntitas para alcanzarlas. Yo gracias a Dios estoy alto…

¡¡El infinito!! Ya recordé el nombre. Bromeábamos con ello cada que podíamos aplicando la frase característica de Buzz Lightyear…

Esa noche llegamos al infinito y ocupamos una mesa un poco retirada de la plataforma. Era fin de semana y por ende el lugar a reventar.

Yo traía mis videojuegos en una bolsa y al llegar puse la bolsa sobre la mesa. Ordenamos la primera ronda y antes de que nos trajeran la cerveza se desocuparon tres lugares frente a los tubos, obviamente corrimos para ganarlos.

De pronto caí en cuenta que no tenía mis videojuegos y al buscar en la mesa anterior obviamente ya no estaba. Fue cuestión de segundos, y tras preguntar a los parroquianos, nadie supo darme razón.

Corrí a la salida y pregunté si alguien había visto algo pero nada. Incluso pedí ayuda para que preguntaran por el sonido local.

A los pocos minutos se acercó a mí un mesero y me preguntó si yo era el dueño de la bolsa, a lo que respondí afirmativamente y fue a buscarla para devolvérmela.

Afortunadamente el contenido estaba intacto pero tuve que desembolsar algo para pagarle por el favor de «encontrarla».

Luego de un rato, noté que una damisela que bailaba emprezaba a guiñarme el ojo, creí que era mi imaginación, pero no, cada vez era más insistente. Llegó al punto de bailar casi exclusivamente para mí y pues yo sólo disfruté del show.

Cuando terminó su participación se bajó del escenarío y fue a sentarse junto a mí. Lo primero que me preguntó fue «¿Qué hay en la bolsa?

A lo que sólo respondí con mucha vergüenza que unos videojuegos, pero me la saqué olímpicamente añadiendo que eran para mis hijos.

Ella abrió la bolsa y vio los precios de los juegos y el ticket revelaba casi dos mil pesos en mercancía. Hace 10 años era una cantidad más o menos fuerte.

Me ofreció un privado y accedí, y en el camino me ofreció todos sus servicios, pero mi cartera ya estaba completamente vacía. Decline mejor la oferta y regresé a mi lugar y ella sólo se quedó un poco decepcionada. Creyó que era un cliente con mucho dinero.

Todo por una bolsa misteriosa que traía juegos de xbox que eran para mí y no para mis hijos imaginarios.

Dios odia los domingos

Arráncame la cabeza, córtala de un solo tajo, como ese video de los musulmanes o árabes o ya no sé un carajo que nacionalidad sean.

Un corte limpio, que no te salpique, que no me cause sufrimiento. Que no haga tanta alharaca y no haga gestos ni gritos guturales por la falta de aire.

A veces me detesto y te detesto tanto como detesto los domingos.

Si Jesús hubiera resucitado no lo haría en un día tan mierda, o quizá no ha vuelto por lo mismo.

Lo imagino sentado en una piedra. Sin saber a quién putas acudir. A quién reclamarle, porque todos los humanos y las deidades en quien confiaba, le arrancaron la puta cabeza.

«Y estoy en todo mi derecho de no salir jamás»…

Me gustan los locos

Me gustas tú, me gusta ella. Y todos ellos

Que justifican la diversión con la locura. La autenticidad.

El espíritu que se nutre de querer llamar la atención.

No todos somos artistas, pero sí estamos locos.

Vamos regalándonos sonrisas, imágenes, palabras de aliento.

Los locos no se preocupan, se ocupan. Se manifiestan.

Son capaces de inventarte la historia más sabrosa, con apenas su alma y su cuerpo lleno de debates.

Con apenas algunos personajes, escenarios apocalípticos y un ambiente totalmente hostil.

Siempre te habrán de sorprender y el día que no lo hagan, habrán perdido su condición. Habrán caído en la monotonía. En el vivir diario con su pareja, encerrados en prisiones sin horarios y con nulo descanso.

Los locos no congenian con los niños, salvo que sean sus hijos y que estos estén lo suficientemente locos para tolerarlos. Para evitar que los lleven a cursos de verano, o a explotar su talento con tae kwondo o cualquier pendejada de esas que «forma los valores».

Amo a los locos.

Amo a una loca que vive a la distancia y que se hace pasar por mi esposa recién casada, para evitar a los encuestadores molestos.

«Sí, gracias ya apoyamos a tu asociación ayer»…

Estamos de visita y venimos de otro planeta.

Allá no hace calor.

Allá los gatos no se pierden o desaparecen para morir.

Sólo los locos te dicen la verdad sin dsifrazarla, por eso los juzgamos

Renovación…

Con «R» de mi nombre y el tuyo también…

Y tengo atravesada tu mirada, el brillo de tus ojos y un primer abrazo acompañado de tu sonrisa perfecta.

También los momentos perfectos que me regalaste a pesar de que te diste cuenta que soy un total desastre…

Que aguantaste el sudor de mis manos.

Mis constantes quejas sobre el calor y mis historias trágicas que sólo causan risa.

Compartimos el pan, el sudor y la sal. Viajamos de la mano y con el alma.

Te arriesgaste…

Yo ya no tenía nada que perder y terminé ganándolo todo.